martes, 15 de noviembre de 2016

Convivencia

¿Como hacer espacio para los demas?



 


EL CRISTIANISMO Y LA DEMOCRACIA

El cristianismo plantea que, antes de establecer un modelo de sociedad democrática como la quiere y la desea la mayoría del pueblo, es necesaria una conversión del hombre en lo social, en lo político, en lo económico y en lo espiritual. Es preciso que ese cambio lo haga capaz de innovar, empezando por sí mismo. El hombre nuevo exigirá una nueva sociedad, y el cristianismo puede ofrecer ese nuevo sistema democrático.


HUMANISMO PARA EL TERCER MILENIO


Antropología para un humanismo pleno

"El hombre es el hecho primero... el hecho primordial y fundamental de la cultura", "su único objeto y su término", pero este sentido y consistencia no se hallará, entre tanto, sino en la medida en que el hombre se encuentre con otros seres de su misma condición y juntos se abran a Aquel que es la razón de la existencia.

Esbocemos a este respecto algunas consideraciones antropológicas que nos dictan la memoria de los siglos y que arrancan fundamentalmente de la observación de la remota lucha del hombre por ser hombre, o en otras palabras, de la ya milenaria tensión entre humanismo y deshumanización.
Medios para alcanzar un humanismo pleno

Si la cultura que conduce al humanismo reside fundamentalmente en un desear y en un obrar que es amar, conocer, hacer justicia y hacer paz, el principio esencial e irrenunciable de nuestro actuar debería ser, desde luego -y en concordancia con todo lo anterior-, el primado del hombre sobre las cosas y el resguardo de su inalienable dignidad.

El hombre -nos dice San Ambrosio- es la "culminación y casi el compendio del universo y la suprema belleza de toda la creación. "Creyentes y no creyentes", señala el Concilio Vaticano II "están generalmente de acuerdo en este punto: todos los bienes de la tierra deben ordenarse en función del hombre, centro y cima de todos ellos". Y agrega: "Tiene razón el hombre, participante de la luz de la inteligencia divina, cuando afirma que, por virtud de su inteligencia, se superior al universo material"

Pero este hombre, "hecho primordial y fundamental de la cultura", como veíamos antes, no es solo, sino que es un ser para otros, y su dignidad, libertad y capacidad de amar se alcanzan en la medida que éste se encuentre con seres de la misma condición -en comunión de personas, de amistad, de familia, de nación- y juntos se abran a Aquel que es la razón de la existencia. Imagen superior de esa capacidad relacional es la que ofrece la familia, en el amor entre un hombre y una mujer y los hijos que son su fruto, tesoro de humanidad que no hace más que reflejar de modo velado el misterio íntimo de un Creador que no es soledad, sino familia, y que lleva en sí mismo la paternidad, la filiación y la esencia de la familia, que es el amor.

UNIVERSIDAD, POSHUMANISMO Y SENTIDO

UNIVERSIDAD, POSHUMANISMO Y SENTIDO: LA PERSPECTIVA DE LA UNIVERSIDAD CATOLICA


Este artículo se plantea, en primer lugar, que la institución universitaria adquiere hoy un compromiso ineludible con la verdad sobre el hombre, por ser aposento de un humanismo renovado, no reducido a la instrumentalidad científica o desprovisto de trascendencia. En segundo lugar, sitúa la identidad y misión de la universidad católica que tiene como marca distintiva ser generadora de la experiencia de Jesucristo, camino, verdad y vida; y, en tercer lugar, propone la universidad católica como lugar del poshumanismo del amor. Ha de estar entre las primeras en cuanto a calidad académica y a eficiencia de sus egresados, pero debe ser la primera en favorecer y transmitir, desde el testimonio la experiencia de Dios manifestada en la construcción de una sociedad de la otredad, la aceptación de la diferencia, el perdon y el amor.

sábado, 5 de noviembre de 2016

HUMANISMO CRISTIANO

HUMANISMO CRISTIANO

El humanismo cristiano es la concepción de la persona humana y de la sociedad que se basa en los valores y principios del cristianismo.

Constituye, en ese sentido, una corriente de pensamiento o filosofía política, que proyecta hacia la sociedad humana dichos valores y principios, a fin de que estos inspiren las relaciones entre los seres humanos y los orienten en su labor de construir un orden social justo, solidario y ético.

Las fuentes del humanismo cristiano son, principalmente, la filosofía cristiana y la Doctrina Social de la Iglesia, las cuales establecen orientaciones fundamentales sobre la concepción de la persona, los valores del orden social, la justicia en las relaciones humanas y entre los Estados, el bien común como finalidad de la acción política y la ética como sustento de ésta.

La Doctrina Social de la Iglesia, iniciada con la célebre Encíclica Rérum Novarum (1891) que denunció los excesos e injusticias del capitalismo y del liberalismo,- como luego otras lo hicieron respecto del socialismo y del comunismo y, también, del neoliberalismo -, traza las grandes líneas de la acción de los cristianos en la vida social y política, promoviendo su participación para realizar el bien común, la justicia social, la solidaridad y la ética. 

Sin embargo, el humanismo cristiano también se nutre del valioso aporte de filósofos y pensadores cristianos, que desde la laicidad y la experiencia social y política, han desarrollado importantes concepciones sobre diversos aspectos de la sociedad y del Estado, contribuyendo a conformar un pensamiento homogéneo, integrado y global sobre estas materias.

Los ejes centrales del humanismo cristiano son los siguientes:

  • -       La noción de la persona humana, como ser digno, libre y social, que tiene un destino individual pero que sólo se desarrolla plenamente en sociedad, mediante la solidaridad con los demás.

  • -       La idea de la sociedad como el fruto y, al mismo tiempo, el espacio natural para el desarrollo de la persona, que crea la condiciones para el progreso espiritual y material de todos sus miembros, dentro de un clima de solidaridad.

  • -       El Estado, como una manifestación natural de la sociabilidad del ser humano, cuya finalidad es garantizar y promover el bien común y servir a la dignidad y libertad de las personas. La justicia social, que asegure la igualdad de oportunidades, elimine la discriminación y la exclusión social y promueva el bienestar, es la condición de eficacia en el logro del bien común por parte del Estado.

  • -       La democracia como forma de existencia del Estado, que asegura a todos el respeto de su libertad, el pluralismo ideológico y político, la libre expresión de las ideas, el respeto de las minorías y la participación de todos en la vida política, con sentido de responsabilidad cívica.

  • -       La política como vocación de servicio al bien común, orientada a la realización de éste y no de fines individuales, sectoriales o partidistas. La ética debe primar en la vida política, afirmando los valores de honestidad, verdad y tolerancia.


El humanismo cristiano, en tanto que doctrina o pensamiento general sobre la persona, la sociedad, el Estado y la política, no es patrimonio de ninguna ideología ni de un partido político. Su vocación es inspirar la acción social y política, porque aspira a realizarse en la vida concreta y cotidiana de la sociedad y ser, en tal sentido, fundamento para la acción política y social de los cristianos, pero no por ello se agota, se identifica ni avala determinadas conductas políticas específicas, ya que el eventual desarrollo de ideologías o programas políticos, encarnados en determinados partidos, es responsabilidad exclusiva de éstos y de su particular interpretación y aplicación del pensamiento humanista cristiano.


El humanismo cristiano, por su relevante exaltación de la dignidad de la persona humana, pone en primer lugar, la cuestión de los derechos fundamentales de ésta, haciendo de ellos el eje de cualquier política concreta de Estado, porque entiende y sostiene que el Estado está al servicio de la persona y no la persona al servicio del Estado.





Tomado de humanitasguineae

HUMANISMO

Sacado de debersicologia.blogspot.com
Es el compromiso con la verdad del hombre y la conciencia de la humanidad, que proclama la educación y la formación de la persona con el objetivo del desarrollo integral de esta para que tenga las capacidades necesarias de construir cultura en un ambiente de libertad y justicia, teniendo en cuenta los valores correspondientes al actuar de cada individuo para que cree una identidad propia y desarrolle su sentido humano.